Tienes unas curvas que me vuelven locas las manos, una piel que acariciarla se vuelve en una tarea fácil pero delicada, como si se tratase de algo frágil.
Y yo, que idiota de mí, me alejo temiendo acabar haciéndome daño,
y yo, que ingenuo de mí, me alejo temiendo acabar haciéndote daño.
- Déjate llevar- me digo a mí mismo, pues del pasado uno no se puede alimentar. Del miedo a un futuro a fracasar... Que nada en este mundo me impida volver a fallar.
- Déjate llevar- me digo, y tu cuerpo que no dejo de admirar. Iluso de mi al pensar que el tiempo no lo pondrá todo en su lugar.
- Déjate llevar- me digo, igual que una hoja perdida en el mar. Navegando a la deriva en el momento, sin saber dónde la corriente la acabará por arrastrar.
- Déjate llevar...
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